Traducido por Mario Valencia
Se dice que los niños aprenden con el ejemplo. No sé de dónde mi padre sacó su honestidad, pero yo seguramente la obtuve de él. Tan increíble como pueda sonar, jamás le he descubierto alguna mentira. Por esta y otras razones, tomo particular ofensa en uno de los retos que más rápidamente han emergido en el siglo veintiuno: las “fake news”. Y tú también deberías. Además de explicar qué son las fake news y por qué son tanto problema, este es un ensayo orientado más a la práctica, y ofrecerá algunos consejos concretos para evitar las fake news.
Primero, analicemos qué es lo especial de las fake news y cómo funcionan, antes de discutir qué se puede hacer al respecto. Fake news no son propaganda, aunque frecuentemente se mezclan esta. La propaganda son mensajes políticos o noticias sesgadas que apoyan a un interés ideológico en particular al insistir (o disminuir) ciertos aspectos de la realidad. Una cierta cantidad de sesgo o encuadramiento es inevitable ya que, como la ciencia de la comunicación nos enseña, jamás ‘registramos’ solo la realidad. En contraste, las fake news intentan forzar a que las noticias verdaderas reporten datos inciertos (piensa en las afirmaciones de Trump cuando dijo tener la multitud inaugural más grande), o simplemente están elaborando noticias sobre eventos que nunca ocurrieron.
Aunque siempre han existido hasta cierto punto, la actual ola de fake news es la progenie de las redes sociales. Primero que nada, por la velocidad en la que viaja, hace difícil que haya cualquier corrección o reafirmación del mensaje; esto significa que el daño ya está hecho. Un perfecto ejemplo son los miles de personas que aún creen que el hijo del presidente López Obrador maneja un Lamborghini, a pesar de haber sido falsificado una y otra vez, incluso en las declaraciones de propiedad. Segundo, las noticias falsificadas tienden a no ser publicadas por editoriales profesionales que, aún estando sesgadas, podrían hacerse responsables como marca. Tercero, solíamos ser más críticos en el pasado cuando sólo existían un número limitado de difusores de noticias, a diferencia de esta nueva situación donde las noticias son recibidas de diversas fuentes, especialmente de personas en nuestras redes sociales, que escogemos y en quienes también confiamos. Después de todo, tu tía Marta jamás te mentiría, ¿verdad? Todos estos factores crean una situación particularmente difícil de cortar de raíz.
Entonces, ¿por qué esto sería tan impactante para ti? Un distinguido lector de El Extranjero Político es sorprendido con fake news, ¿verdad? Para empezar, probablemente sí.
Las fake news son un ataque directo y una falta de respeto a la democracia. El mero hecho de que uno no intenta influenciar a sus conciudadanos a través de argumentos reales, sino que se salta la dialéctica del diálogo democrático completamente, demuestra una profunda desconfianza en la democracia y en la gente en general. Si me acerco a ti con fake news, uno empieza a preguntarse por qué las noticias verdaderas no están reportando sobre estas realidades ocultas. Si las noticias reales son encontradas con el reportaje incorrecto de un hecho (lo que regularmente sucede), uno queda empujado completamente hacia los brazos de los farsantes. El nefario efecto de esto es que se vuelve más difícil eliminar las fake news porque las fuentes que pueden hacer esto son no son confiables. Un caso clave es la exitosa campaña de Donald Trump -el político más mentiroso en memoria reciente- de convencer a millones de americanos de que las verdaderas noticias son fake news, irreversiblemente ensuciando las aguas. Esto lleva a otro problema, que las fake news tienden a crear diferentes realidades de información. Antes solíamos debatir sobre la interpretación de situaciones comúnmente reconocidas; pero las fake news arriesgan a aislar a la gente en islas de ‘realidad alternativa’ con pocas esperanzas de rescate. Después de todo, los medios de este rescate -la información verdadera- no cuentan con la confianza de la audiencia.
¿Qué hay que hacer? En lo que sigue voy a ofrecer algunos consejos que puedes utilizar para evitar creer y, más importantemente, compartir fake news; y así evitar convertirte en un enemigo de la democracia. Utilizaré un recurrente ejemplo de una historia menor de fake news que una persona de buen corazón que conozco compartió por accidente. Esta falsifica un reporte de Milenio acerca del Rey de España respondiendo a AMLO con un mensaje muy agresivo.
1. Prevén estar engañado al ser erudito: un conocimiento general mínimo de cómo funciona el mundo puede salvar a uno de mucha manipulación. Yo encuentro el conocimiento de historia o de datos generales (geografía, demográficos, datos de economía) especialmente útiles. Por ejemplo, hace un tiempo vi circulando a un post con cientos de likes que afirmaba que “el comunismo mató a 100 millones de personas sólo en España”. Entendiendo que España jamás ha tenido a) un gobierno comunista, y b) 100 millones de habitantes, se pudo haber evitado la pena. En el caso de nuestra historia de Milenio, esto no es tan claro. Aunque uno podría razonar que sería demasiado fuera de línea que diplomáticos españoles con entrenamiento podrían tomar tal innecesario provocamiento a un aliado clave. Nótese que yo no demando que la gente pase sus días leyendo Wikipedia; sólo que no compartan cosas que no comprenden.
2. Sé escéptico de mensajes que suenan demasiado buenos para ser verdad. Fake news son persuasivas porque están diseñadas para alimentar nuestros estereotipos o fantasías ideológicas. Los conservadores especialmente tienen esta extraña necesidad de ‘política ficción’ en donde los eventos reales o declaraciones son cambiadas en una manera en que sonarían más cool -haciendo a nuestra noticia de España un ejemplo perfecto. El único momento en el que casi compartí fake news fue una imagen de Ricardo Anaya con un álbum de stickers de la Copa Mundial del 2014 imitando a una imagen anterior del 2018 de AMLO con su nieto. He notado que al PAN le gusta copiar cosas; entonces quedaba con mi conocimiento general de política (primer paso), pero sonaba demasiado loco así que indagué más y encontré que la imagen era real, pero del 2014. En estos casos, busca correcciones que usualmente ya están publicadas por otros.
3. Revisa otras fuentes, preferiblemente las originales. Cuando surge la sospecha en los pasos uno y dos, trata de encontrar si la noticia está reportada por otras fuentes. Sin embargo, esto aún así puede fallar ya que las fake news tienden a esparcirse simultáneamente a través de múltiples plataformas o noticias verdaderas pueden quedar engañadas también. Aún mejor, es buscar la fuente original. En nuestro ejemplo español, esta sería Milenio (la fuente falsificada), que jamás había publicado tal historia. Sin embargo, lo mejor son los datos primarios: yo definitivamente expuse una historia falsa al buscar las afirmaciones del Ministerio de Asuntos Exteriores de España[1], que muestra que España sí reaccionó, pero con un mensaje respetuoso (compartido por otros medios).
4. Recuerda quién te ha mentido. Las fake news prosperan a través de explotar no sólo tu ignorancia, sino también y más que nada tu falta de memoria. Mucho podría ser evitado a través de aplicar la simple regla de no ser engañados dos veces por el mismo truco; aunque sigo viendo a la gente tercamente compartir noticias de la misma fuente una y otra vez incluso si son expuestos cada vez. En el caso de nuestra historia española (51,752 veces compartida), fue un tipo cualquiera llamado Gerardo De La Roza; pero usualmente es una página en particular. Ya sea tu tía o un podcast, cuando una persona repetidamente te expone ser humillado al darte historias falsas (y no lo corrige), deberías de recordar esto. Te mintieron intencionalmente, y probablemente te consideran como una herramienta a ser manipulada. Ningún conservador o progresivo de respeto debería de permitirlo.
Armado con estos
cuatro pasos tenemos una pequeña oportunidad de luchar contra este mal del
siglo XXI. Discúlpame, ¿qué dijiste? ¿Esto es mucho pedir de la gente? Bueno,
no lo estoy pidiendo a ‘la gente’, ¡te lo estoy pidiendo a ti!
[1] http://www.exteriores.gob.es/Embajadas/MEXICO/es/Noticias/Paginas/Articulos/Comunicado-del-Gobierno-de-Espa%C3%B1a-sobre-M%C3%A9xico-.aspx