7. La inexperiencia elitista y kitsch de la política popular

Traducido por Daniela Domínguez Zavala

Al tener ciertas ventajas en términos de financiamiento y apoyo elitista, los políticos neoliberales son raramente buenos en la movilización de las masas. Por tanto, es evidente que los varios intentos de los opositores derechistas mexicanos son simplemente de principiantes, al tratar de imponer orden a la resistencia en contra del presidente. Yo afirmo totalmente que esto es consecuencia del tremendo fracaso de la élite nacional al pretender la comprensión de a) cómo satisfacer las demandas reales del pueblo, y b) una política internacional más amplia. De hecho, esto es más evidente por el nuevo dominio del PAN, el cual es un claro ejemplo de la vieja relación del ‘todo conocedor’ y el aspirante a… la política popular.

Comencemos con el hecho de que no fue hasta antes de la marcha en contra de AMLO, el día 5 de mayo, que el PAN pudo congregar a una cantidad de personas no mayor a la de representantes electos de Morena. Es necesario que primero se digiera eso. Algunos ambiciosos hacen un terrible intento de copiar ciegamente el movimiento francés de los ‘Chalecos amarillos’ en el tema de los impuestos de la gasolina y el diésel, del cual el líder ha orgullosamente presumido que después de los primeros 100 días de AMLO como presidente, ellos han tenido un miembro por cada día transcurrido. Y, después de haber juntado a una modesta cantidad de personas, menor a la cantidad de las varias protestas en la actualidad, para los comentaristas era incierto cuáles eran las situaciones sociales por las cuales protestaban.

Resulta que era exactamente lo que se veía: una demanda antidemocrática atroz para solicitar la renuncia del recién electo presidente, quien cuenta con un porcentaje de entre 60% y 86% de popularidad. Al final del día, el PAN protesta simplemente por el hecho de haber perdido en las elecciones. Aristóteles ya había notado qué tan insultante era, y sigue siendo, la democracia (‘gobierno de los pobres’) a las sensibilidades de las elites privilegiadas. ¿Cómo se atreve AMLO a romper la tradición, iniciada por Miguel de la Madrid, de haber perdido ante la élite internacionalmente educada?.

Es tiempo de analizar – ¿por qué está pasando esto? Es cierto que los socialistas son típicamente mejores en mover las masas, pero la derecha no es naturalmente desprovista de la política populista. Los nacionalistas y fascistas, tales como Trump, les va mejor a pesar de tener agendas capitalistas similares. Otros neoliberalistas no fallan porque ellos nunca tratan de participar en esta coyuntura en primer instancia, sino ellos prefieren apegarse a sus fortalezas. Aunque ellos pueden ser difíciles de distinguir, incluso el PRI es mejor al escoger sus batallas por solo impulsar la politización en temas que realmente se resienten, como las cortadas lineales en la financiación de la sociedad civil.

Podríamos empezar a comprender esta inexperiencia en la política popular al tomar prestado del trabajo del sociólogo francés Pierre Bourdieu. En su trabajo sobre Distinción, él explica que las élites típicamente tratan de diferenciarse de los intereses y sensibilidades de las clases sociales bajas. Para conseguir esta movilidad social ascendente (o consolidar la desigualdad) uno normalmente está interesado en adquirir solo el ‘capital cultural’ de los grupos más distinguidos, a menudo al burlarse de aquellos ‘sin experiencia’ de las bajas clases sociales que tratan de inmiscuirse con gustos más ‘elevados’. Igualmente, el antropólogo David Graeber usa el concepto de ‘estructura desorientada de la imaginación’[1], refiriéndose al hecho de que aquellos en el poder hacen (y deben hacer) mucho menos esfuerzo en comprender a aquellos quienes son dependientes de ellos. Traducido al mundo de la política, las relaciones del patronaje ayudan a las élites a gobernar a las masas sin tener que comprenderlas – mientras ellos tengan el poder.

Pero ahora no. No solo ellos tienen que luchar contra la oposición, ellos tienen que hacerlo para ganar de vuelta a la mayoría de la clase trabajadora en la cual ellos nunca mostraron interés. Si el PAN quiere seguir en el camino de la resistencia popular (la cual yo les recomiendo no hacer), ellos necesitan conectar con las preocupaciones reales de las personas para poder evitar las que las marchas fifí sigan siendo fifís. La inexperiencia de no saber cuál botón presionar es evidente por dos cosas: 1) hacen escándalos a modo de “prueba y error”. Es decir, avientan piedras por cualquier motivo, para ver si logran provocar algo. Esto va desde la crítica hacia el presidente por usar zapatos viejos o tener ‘mal gusto’, o al solicitar que se reduzca su término mientras el presidente intenta una elección a medio término para ver si continua o no su gestión[2]. Y 2) Ellos tratan de imitar los problemas que funcionan en otra parte. Esto es mejor visto en el caso de los Chalecos Amarillos, en la cual es un intento de dar vida al movimiento francés por el precio de la gasolina, mientras que nuestros impuestos de diésel son mucho más bajos (40% vs 63%).

La urgencia de imitar lo que otros hacen es tan evidente cuando se refiere a las relaciones internacionales. Algunas veces esto es divertido, así como Samuel García y sus videos de vacaciones sobre cómo el petróleo es más barato en Qatar (¡Debería ir a Venezuela!). Pero es aún más trágico ver el caso del nuevo líder del PAN, Marko Cortés Mendoza. Él, quien ilusoriamente considera que es el Juan Guaidó mexicano (quien además falló en su levantamiento en Venezuela). Esto lo llevó a buscar intervención internacional para ayudar a su causa superficial de hacer que el presidente renunciara. Consideren por ejemplo su video de ‘líder rebelde’ del 18 de marzo para la comunidad internacional, pidiendo apoyo para detener el régimen autoritario de AMLO. Y ¿qué pensar de su petición el 29 de marzo hacia la Organización de los Estados Americanos[3], advirtiendo sobre una dictadura?

 Esto es ridículo por muchas razones. Primero, su argumento se basa en la acusación sobre la búsqueda de AMLO por su reelección. Aparte de ser objetivamente falso, este amateur falla al darse cuenta que la mayoría de las democracias en el mundo permiten reelección, incluyendo la de Canadá, Estados Unidos de América (¡!), Brasil, Francia, Alemania, Reino Unido u otro país que él busca por ayuda. O ¿acaso él esperaba que Trump perdiera su propia reelección para ayudar a la causa? Segundo, el paralelo que él busca plasmar con Venezuela irónicamente sólo tiene sentido para la lucha del 2006 de AMLO (la cual movilizó a millones) en contra de la sospechosa elección del candidato del PAN. Mientras

AMLO realmente ganó con >53% como el retador, Calderón como candidato del partido ganó con la menor base electoral en la historia (35,9%) y menos de la mitad del margen de porcentaje. Tercero, porque llamar la atención de la arena internacional a actuar es en vano sin tener una movilización nacional visible. El uso que le quiere dar a estos mecanismos son incorrectos por que no son su razón de ser, y México simplemente no se percibe ni en crisis ni en una dictadura. El contratar a una multitud para abuchear en un juego de béisbol no cambiará nada.

Nada de esto significa que la táctica a largo plazo del PAN de tirar piedras hasta que una pegue no vaya a funcionar. La garantía de financiamiento y cobertura de las élites capitalistas les permite participar en una guerra de desgaste que otros partidos no pueden pagar, puesto que su voz no depende del poder político real o de la membresía (como el PRI), sino de la representación de estos intereses. Al saber que estos intereses no resuelven un problema en particular pero están arraigados en la guerra de clases permanente, no se secarán. Ellos pueden contratar a quienes no pueden movilizar. Y las noticias falsas junto con la repetición de que todo lo que hace el nuevo gobierno autoritario es un fracaso abismal puede moldear las percepciones a largo plazo. Y debo claramente reconocer que hay una minoría considerable (¡tú!) que está de acuerdo con el sentimiento general de estar en oposición a AMLO. Pero ellos no saldrán ni protestarán por ello. Ni siquiera las Naciones Unidas intervienen para derrocar las dictaduras ficticias.

Los conservadores merecen algo mejor que a Marko Cortés. Yo recomiendo al PAN que dejen de pretender que son un partido popular y de competir contra Andrés ‘puesto de tacos’ Manuel en su propio juego callejero. Ellos deberían a) apegarse a su línea de producción de candidatos educados y bien hablados como Ricardo Anaya; b) identificar un número limitado de problemas que puedan solucionar; y c) parar la actitud malinchista de pedirle ayuda a los gringos. Y por el bienestar de este país, parar el odio hacia los políticos que realmente ayudan a la gente. El clasismo es un arma para conservar, no para obtener poder.


[1] https://www.haujournal.org/index.php/hau/article/view/hau2.2.007

[2] https://www.informador.mx/jalisco/XiudadanosMx-exigen-que-Lopez-Obrador-no-se-reelija-20190328-0174.html

[3] https://www.eluniversal.com.mx/nacion/pan-alerta-ante-la-oea-posible-reeleccion-de-amlo