Traducido por Keren Venegas
En este ensayo explicaré porqué debemos ser buenos marxistas y dejar de pelear contra el capitalismo, en vez de eso podríamos intentar re-enfocar nuestra energía en torno a esfuerzos que sean más productivos. Este texto tiene como objetivo específico a los jóvenes que simpatizan con las ideas revolucionarias, comunistas y socialistas, así como a todo quien critica al capitalismo de una manera general. Y chefs reposteros interesados en el proceso de caramelizar nueces, por supuesto.
Nueces, nueces de nogal para ser específico. ¿Dónde más comenzaría el análisis de la práctica revolucionaria? Las nueces son horneadas en una cacerola para después ser cubiertas de azúcar. El azúcar se volverá líquido y vidrioso en cuanto se caliente, haciéndonos creer que ya están listas las nueces. Esto está equivocado, porque una vez que toda el agua se evapore, se crea una textura seca y arenosa. Por lo que uno se queda hurgando en las nueces por unos minutos sin un efecto visible de lo que parece ser un platillo fallido. Después, repentinamente, el azúcar comienza a derretirse bien y a cubrir las nueces con una brillante y dura capa de azúcar. Una importante lección de vida se concreta aquí: el cambio y los resultados reales llegan con trabajo persistente y sin resultados inmediatos visibles.
Esto nos lleva a mi primera declaración: los izquierdistas necesitan dejar de pelear contra el capitalismo y, en su lugar, aprender a luchar contra el capital. Esto es debido a que luchar contra el ‘capitalismo’, o peor, esperar por la ‘revolución’ es una lucha al estilo de Don Quijote en contra de un enemigo que no existe, o que al menos no puede ser directamente atacado. A lo que generalmente nos referimos como capitalismo no es un objeto que en realidad existe, sino una idea: un constructo conceptual que captura las características de un fenómeno. Capital-ismo generalmente se refiere a la organización de la economía (y por su extensión la sociedad) en torno al principio de acumulación de capital: la eterna reinversión del valor para crear más valor. Las principales características son las de guiarse por la eterna acumulación de capital, la competencia entre los capitalistas (y cualquiera que esté unido a ellos) por utilidades, así como la obtención de estas utilidades por los capitalistas a través de la explotación del trabajo de otros.
El capitalismo se refiere a una razón fundamental, a un modo de organización de la economía. Debemos ser buenos marxistas y entender que el capitalismo como modo de producción no es un objeto sino la suma de muchas relaciones sociales entre las personas que conforman el proceso de producción. Se trata de las razones materiales, legales e ideológicas del por qué billones de personas se despiertan por la mañana y trabajan para enriquecer otros millones de personas a quienes generalmente no les importan. La economía se construye de arriba abajo hacia arriba: de estas incontables relaciones sociales el ‘capitalismo’ emerge y crea una cierta distribución de las clases sociales. Como el capitalismo es el sistema emergente y no una parte concreta de este, no es más que una idea que (aunque es un esfuerzo que vale la pena) no puede ser atacada, derrocada o abolida. Claro que como una idea puede ser exportada e implementada en nuevos contextos (en el que nos encontramos en este momento) y los actores políticos capitalistas pueden pensar en leyes y políticas que faciliten esto; sin embargo no es una decisión que le compete sólo a una persona.
Las personas interesadas en luchar contra el capitalismo deberían renunciar a la idea tan rápido como sea posible de que este puede ser atacado directamente, no existe un botón que esté asegurado en una caja fuerte que ‘detenga’ el capitalismo. Ellos también deberían dejar de esperar que llegue la ‘revolución’ (una excusa utópica si es que realmente existe una), que cualquier marxista bueno sabe que depende de la situación histórica, así como también de la planeación y la preparación. Si observamos con atención algunas de las revoluciones más exitosas del mundo, como lo fue la rusa o vietnamita, veremos que Lenin y Ho Chi Ming prepararon por décadas las bases para estos ‘eventos’. En vez de eso las personas deberían aprender a luchar contra el capital. Porque el capital y sus propietarios son reales y el poder capitalista emerge de sus movimientos. Fueron capitalistas los que crearon un orden económico que cada vez más se enfoca en la racionalidad del capitalismo, a través no sólo de acciones concretas como las de no invertir justamente, sino también de cambios legales, privatizaciones, propaganda ideológica y supresión violenta de las alternativas. Si uno tiene interés en luchar contra esto, (que yo, por cuestiones de responsabilidad legal, no digo que uno deba), entonces, uno debe de buscar contrarrestar y revertir estos procesos de la misma manera que entraron: no como un sistema (que no tiene botón de apagado) sino a través de millones de pasos concretos. Marx ciertamente creía en la revolución, pero él y su familia se comprometieron en muchas luchas concretas contra el capital.
¿Entonces qué se puede hacer, joven (o viejo) radical? Mucho más allá de lo que enlistaré a continuación:
– Luchar contra las privatizaciones concretas donde quiera que ocurran. El período neoliberal en México se inició por una ola de escandalosas privatizaciones en las que se vendían negocios multimillonarios a bajo costo. Hoy en día estas empresas (Telcel, Grupo México) forman la columna vertebral de la resistencia contra el nuevo gobierno. En prospectiva, esto puede suceder en todos los niveles, con un grupo de manifestantes en Bélgica en una ocasión detuvimos la venta de un edificio perteneciente a la ciudad que iba a ser convertido en una vivienda social, el cual querían vender por un precio por debajo de su costo real.
– Apoyar a los trabajadores en sus luchas concretas contra el capital por mejores condiciones de trabajo, salarios más altos, esfuerzos de sindicalización, etc. Minimiza tu propia explotación y forma parte de un sindicato si es posible. Especialmente apoya a los trabajadores (semi)independientes en la lucha contra la intervención de capital o la competencia.
– ¿Alguna vez has soñado con ‘instalar el comunismo’? Bueno, en realidad puedes hacer esto tú mismo iniciando una cooperativa de trabajadores: una empresa que es totalmente propiedad de sus propios trabajadores que la gobiernan democráticamente. Esto es, en la forma más tangible, revertir el capitalismo. ¡Reúne a un montón de amigos alrededor de un plan de negocios, encuentren capital (la parte más difícil), regístrense como una cooperativa y produzcan!
– Es casi imposible consumir fuera de un marco capitalista, y probablemente tampoco valga la pena la molestia. No te paralices, te necesitamos. Sin embargo, puedes entrar en el hábito de aprender a evitar la peor explotación en las cadenas de producción. No fortalezcas a los jugadores de poder como Amazon si es posible, y apoya a los productores y cooperativas semi-independientes. Dedicaré a un Extranjero este tema en otro momento.
– Defender la democracia y su lógica contra los intentos de élite de limitar el espacio de nuestra autodeterminación democrática arraigando las relaciones de poder actuales en las constituciones y sustituyendo la política por la tecnocracia. Participa en las protestas, aunque sólo sea para aprender cómo funcionan a nivel organizativo.
– Apoyar políticamente y unirse a partidos que tienen como objetivo la redistribución de los recursos económicos y, en términos más generales, cambiar la relación de poder entre el capital y los trabajadores. Si se da la opción de votar por propuestas concretas, apoya la expansión de los programas públicos y el sector de la economía social.
– No te pierdas completamente en luchas secundarias por temas políticamente divisivos como el control de armas, el aborto, las minorías sexuales, etc. Estos son temas que vale la pena discutir, siempre y cuando se entienda que están explícitamente politizados para dividir a la izquierda y vincular a los conservadores a los intereses del capital.
– Unirse a la lucha cada vez más grande para detener los esfuerzos de la manipulación ideológica de las personas a través de los medios de comunicación, anuncios y noticias falsas. Entiende que el espacio multimedia se paga y que los mensajes políticos (o blogs que ves anunciados en tu feed) están respaldados directamente por la clase de la capital. La mitad de la lucha es defensiva: proporciona información basada en hechos cuando hables de tus ideas y modelos.
– Si insistes en luchar contra el “capitalismo” en sí mismo en lugar de luchar contra el capital, entiende que eso significa luchar contra una idea o una lógica. Ayuda a exponer las incoherencias en la aplicación de esta idea a la realidad y ayuda a formular alternativas. No te dejes atrapar por la lógica de pensar cómo maximizar tu ventaja o ganar de cada situación en la vida, especialmente si eso involucra a otras personas.
Por supuesto, hay más que puede hacerse por medio de formas superiores de organización, como gobiernos u organismos internacionales, pero me limito a la perspectiva individual. Lo que inmediatamente se relaciona con mi último punto de la lista: entender que el cambio proviene de la acción colectiva de los grupos. Esto se hará a través de incontables pequeños pasos de los cuales el resultado emergente no es visible, sólo imaginable. Como las nueces caramelizadas.