Este ensayo explica por qué es malo para la democracia que casi todo el centro y la derecha de los diputados mexicanos se estén transformando en un grupo homogéneo de oposición, y sólo oposición.
Mucho se ha escrito sobre la necesidad de una fuerte oposición y su función para controlar y desafiar a los que están en el poder. Sin embargo, dado que los que están en el poder tienen una mayoría, hay aún más necesidad de una esfera política plural y activa en la que pueda haber una reflexión sobre las alternativas. Este texto explica por qué estas dos funciones, separadas de los partidos políticos, están en riesgo de colisión. Los partidos de oposición se están destruyendo a sí mismos centrándose cada vez más en ir en contra de la 4T, desdibujando sus propias identidades, valores y agendas. Esto llevará a una situación en la que tienes a los tres partidos que apoyan a la 4T, que por cierto aún conservan sus diferencias, y un grupo cuya única identidad es hacer lo contrario del primero. Se podría criticar que dentro del movimiento populista de la 4T la adoración al presidente también tiene un efecto homogeneizador en los militantes, pero al menos saben que apoyan un proyecto real. La oposición se está convirtiendo en sólo la sombra.
Comencemos con un caso pequeño pero significativo: el intento de la oposición, encabezada por el PRD, de anular la revocación del mandato. Hay un buen debate sobre los méritos de la revocación en sí. Yo mismo siempre he sido crítico con la versión actual que requería el 50% para revocar, y hubiera preferido una mayoría del 65%. De esta manera aún podríamos deshacernos de presidentes verdaderamente odiados como Peña Nieto, mientras mantenemos más estabilidad. Pero ¿de qué sirve pretender anular una revocación en la que el presidente ganó con más del 90% de los votos?, para no volver a hacerlo, ya que la oposición boicoteó el evento en primer lugar, no para ahorrar dinero, porque esto cuesta aún más y no anular el resultado, ya que el resultado es que nada cambia y por lo tanto anular o aceptar tiene el mismo efecto. ¿Qué quiere decir que un partido como el PRD, que se supone que es la ‘alternativa de izquierda’, haga de esta lucha, la más inútil y mezquina, su lucha? En mi opinión, es que no les queda ninguna ideología que defender. ¿Cuál es el futuro de un partido así? De las poquísimas personas que yo, un profesor de política que a diario habla de política, he conocido que votaron recientemente por el PRD, lo hicieron porque querían votar contra Morena, pero despreciaban al PRI y al PAN.
Tenemos que entender la pérdida de identidad de partidos como el PRD dentro del contexto más amplio de la coalición Va Por México. Va Por México es la agrupación de tres viejos partidos rivales bajo la dirección externa de la clase capitalista. No se trata de una metáfora o una declaración dramática, sino de la estructura misma del vehículo: una plataforma literalmente dirigida por el hijo de un multimillonario y el (ex) jefe del sindicato de empleadores. Claro, existe la finísima máscara de ‘sociedad civil’, pero ni sus propias madres se lo creen. En la mayoría de los países, el control de la clase capitalista sobre la política es indirecto u oculto (por lo tanto, poderoso) utilizando sistemas complejos de contribuciones de campaña y cabildeo, pero de alguna manera en México esto es abierto y claro. Y, sin embargo, esto no causa una preocupación generalizada. Ni el hecho de que la gran mayoría de la actividad de Twitter relacionada con los mensajes de la oposición son bots, lo que ilustra que este “movimiento” se sustenta principalmente en el dinero, no en las ideas.
Una de las consecuencias evidentes de esta particular construcción es la pérdida de identidad y el desdibujamiento de las distinciones de los involucrados, que son enemigos históricos. Cuando la razón de ser es defender intereses particulares frente a determinados cambios, el programa se limita a oponerse a los cambios. Esto es algo menos dañino para el PAN, ya que esa es su identidad histórica como conservadores, pero para los otros partidos puede ser devastador. Hasta la votación de la reforma energética, consideraba a MC como una fuerza genuinamente diferente, capaz de ocupar el centro. Su posible absorción en el grupo de Claudio X González no solo sería un error estratégico masivo, sino también un golpe histórico a la pluralidad en la política mexicana.
Se podría argumentar que soy demasiado amable con la oposición y que su diversidad interna nunca existió en primer lugar. Si bien la simulación de la oposición ciertamente fue una realidad y el PRIAN ha estado gobernando en coalición durante décadas, en mi análisis, la negación de las ideologías (al menos históricas) es una generalización excesiva y en sí misma parte de la antipolítica. Veamos simplemente la diferencia entre los políticos con funciones ejecutivas (gobernadores, alcaldes, etc.) y los legisladores. Por un lado, muchos gobernadores del PRI (y PAN, MC) conservan de alguna manera un perfil independiente. Curiosamente, los más independientes de ellos en general han colaborado más con el gobierno federal, quizás porque la razón y la responsabilidad (electoral) superaron al tribalismo. Los legisladores, por otro lado, no tienen ninguna responsabilidad y parecen existir simplemente para oponerse. El hecho de que la mayoría de ellos sean abogados no ayuda a quitar el hábito de defender a un cliente sin importar las consideraciones personales.
Además de matar la diversidad, este “oponerse a oponer” anula la función que estos partidos podrían ofrecer para estimular el debate público sobre problemas y alternativas políticas. La incoherencia del mensaje en contra de la reforma energética luego de que Morena aceptara la mayoría de las sugerencias lo dejó claro, con cada partido aportando argumentos a medias. Los argumentos en contra del Tren Maya ahora incluyen pensamientos mágicos como que cambiaría el color del mar. No olvidemos que las contribuciones recientes a la nación del PRIANRD incluyen la producción de un juego de LEGO de la casa que el hijo de AMLO nunca-tuvo-pero-alquiló.
Si bien podemos reírnos de estos ejemplos, solo debemos hacerlo para no llorar. Si yo fuera un votante que quisiera una alternativa de la 4T, no tendría ni idea de cómo sería este plan B. Es posible que haya escuchado una historia vaga sobre la restauración de un “estado de derecho”, que aparentemente se refiere a la era de Calderón/EPN, pero ¿qué hará esto exactamente por mí? Si usted es uno de esos votantes, debe preguntarse seriamente si se siente cómodo con hacer un cheque en blanco a un candidato simplemente por no ser AMLO. Tenga en cuenta que el ciclo electoral en sí mismo, automáticamente se ‘librará’ de AMLO, entonces, ¿qué se hará después de que se logre este objetivo bastante vacío? Como alguien que valora la ambición en los políticos, esta vaguedad parece profundamente problemática. Ciertamente, algunos documentos y manifiestos han sido y serán publicados, pero además de su contenido generalmente bastante genérico (“defendiendo la democracia”), el hecho de que no se utilicen en la práctica reduce su atractivo. A menos que esta flagrante debilidad de la oposición sea intencional, y el plan real sea una entrega tan directa a los intereses de la élite que se considere indefendible. Al menos el odio ciego… ciega.
El problema es más profundo: esta reducción del pensamiento político a mera oposición se traslada a sus seguidores y simpatizantes, con lo que ahora me refiero a los humanos. Comenzaré reconociendo que muchas de esas personas sienten que son las fuerzas de izquierda las que desencadenaron esta división. Esta ceguera, ciertamente, encuentra su espejo en algunos sectores de la izquierda, por ejemplo, soy atacado regularmente por ser neoliberal por personas que solo leen mis títulos. Sin embargo, mantendré que cada uno tiene su propia responsabilidad de reaccionar ante esto de manera constructiva. Los adultos que escriben sobre ‘el Kakas’ tienen pocas excusas para explicar hasta qué punto se ha hundido el debate público. El simple esquema ‘es de AMLO, así que es malo’ está obstaculizando la reflexión civil sobre qué políticas necesita la nación, así como los intereses de la clase detrás de tales políticas.
¿Por qué no ilustramos mi punto con un experimento? La próxima vez que tenga la oportunidad de hablar con un miembro de la ‘resistencia’, preséntele una propuesta de la 4T redactada en diferentes términos. En muchos casos, estas personas razonables harán una evaluación razonable (a favor o en contra) de la política cuando el odio cegador se desvíe temporalmente. Por ejemplo, Jóvenes construyendo el futuro (conocido como ‘apoyar a los ninis’) podría describirse como una política ‘contra el desempleo juvenil’, ‘al estilo de Europa’ que ‘crea empleo para quienes lo necesitan al subsidiar empresas ‘. En mi experiencia, suelo terminar convenciendo a la gente de este plan, hasta que su opinión cambia mágicamente una vez que lo reconocen.
Recientemente, este odio ciego también se extiende a los servicios y la infraestructura, con grupos enteros de conservadores que juran no usar nunca el nuevo aeropuerto o tren. Esto se basa en viejos prejuicios clasistas contra los servicios públicos, pero está adquiriendo un carácter disfuncional. El experimento descrito anteriormente puede parecer un poco mezquino, pero nos da una idea de lo que podría ser: un debate político genuino.
Si bien los partidos de oposición pueden estar acostumbrados a hacer política desde la sombra, no deberían acostumbrarse a ser sombra. Las cosas podrían ser mucho mejores. Todavía hay espacio para la elaboración de leyes multipartidistas. Por ejemplo, el PRIAN ha expresado, al menos anteriormente, interés en apoyar una política de seguro de desempleo, que aún falta en la 4T. Sin entrar en tecnicismos, sus propuestas son limitadas en comparación con las de Morena o las mías, pero podrían ser el punto de partida del debate. De igual forma, felicito al PAN por su contrapropuesta a la reforma electoral (tema para otro momento), que vale la pena debatir. Menos Lego, más de esto.
Del mismo modo, siempre ha sido mi experiencia que, por ejemplo, los conservadores o los liberales tienen ideas interesantes para compartir, que pueden ser respetuosamente escuchadas no solamente por el bien de la virtud civil, sino que en realidad se pueden aceptar y utilizar. Que bueno sería que esta buena gente participara. Sin embargo, lamentablemente, estos conservadores y (neo)liberales han dejado de reconocer y comunicar sus propias posturas y valores ideológicos y, en cambio, solo se oponen.
Traducido por Keren Venegas